martes, 9 de septiembre de 2008

La vida sigue...

Después de muchos días sin haber escrito nada, por el puro placer de disfrutar de lo que estoy viviendo, tengo ganas de seguir el consejo de Manu y volver a posar mis dedos en el teclado y experimentar con las palabras.

La vuelta al cole (que lejos queda ya) está siendo reveladora, puesto que me permite descubrir lo cerca que me siento de muchas personas. Compañeros de trabajo, amigos, amigas, los desconocidos conocidos, esas personas que no sabemos su nombre, ni de donde vienen o hacia donde van, esa chica guapa que pasa cada día por la calle por la que me dirijo hacia el trabajo y ella va en dirección contraria; la vendedora de cupones de la estación de San Nicolás, las madres y padres que hoy han comenzado a empujar carritos en dirección al cole. Creo que ya sabeis a que me refiero, a esas personas que cuando desaparecen las hechas de menos y casi voy buscando el encuentro para decirme Vaya todo sigue ahí, ahora viene ...... o que le habrá pasado a ..... que no lo vi.

La vuelta está llena de cambios, de colores, de sabores y olores. Locuras, aventuras, retos, sudores y sobre todo muchas risas y sonrisas.

Siento que esta energía me va a durar mucho tiempo y aunque últimamente me canso mucho, por el plan de ejercicios físicos que me he marcado, paseos con la perra, playa, paseos por el monte la energía de la que hablo, ahora se que sólo se acaba cuando yo me pierda. ¿Lo mejor? Que ahora ya se cómo y donde buscar...

Un abrazo y un beso a cada uno de mis ángeles de la guarda.

jueves, 28 de agosto de 2008

Jubileo, Llegué...

16 de Agosto de 2008

Dejo la mochila en el albergue, uno mis pasos a los de Kepa y Stella mientras voy pensando como será sentarme frente a la Catedral, detener los pasos, dejar de caminar para llegar a la meta.

El paisaje no acompaña, la entrada a Santiago es bastante fea, pero se compensa con la alegría de haber llegado después de sufrir, reir, llorar, pensar, encontrarme, descubrir que soy muuuy poderoso, que estoy muy vivo y que tengo la posibilidad de decidir mi camino siempre que quiera, que no hay vías preestablecidas, que soy dueño de mi y de lo que que quiero.

Llego a la Plaza del Obradoiro y busco por instinto el centro de la plaza, me siento en el suelo, la emoción anuncia un momento único.

Literalmente todos los pasos pasan por mi cabeza y me traen las sensaciones vividas.
Las caras de las personas que quiero y me quieren están detras de mi.
Mi Padre con sus preguntas escuetas y profundas acerca de cómo va la vida, mi Madre con su necesidad de saber, de su curiosidad por lo que voy viendo y acerca de mi sufrimiento, su real interés por saber si he descubierto lo que ando buscando, mis hermanos (los políticos, también), los que están aquí en Santiago, los lejanos, su presencia en mi mochila ya no pesa y además me da energía. Sin ellos no sería Teo. Mis sobrinos, esperanza de vida y futuro para la posteridad, ellos son la trascendencia.

Inma, Triki, Collo, Vir, Maribel, Miki, Nuria, Blanca, Chema amigos de universitas, con los que comienzo a descubrir un mundo universal, lleno de aventuras, risas y con los que comparto mi vida desde hace mucho, me alegro de que estén por mis alrededores.

Anna, Raúl, Aitana. Patxi, Noelia, Maren. Desde la lejanía mediterránea siento su aliento, su apoyo y su compañía. Amigos más o menos nuevos que se incorporan a esta mi familia vizcaina y que son otro regalo de la vida.

Martha. Compañera, amiga, mujer auténtica, sábia vividora de nuestro camino juntos. Ella, como ningún otro, ha estado presente en cada recodo, pozo, cuesta, puerto, fuente, albergue... de este camino que ella recorrió hace ya 20 años. Y eso que hace sólo 7 años que nos conocemos, la vejez estando cerca va a ser estupenda.

Imanol, Ibai e Iker. Compañeros de otros viajes que me permiten compartirme con hombres y colaborar en la apertura a la vida y sus secretos. Os quiero.

Roberto, Malu, Axier, Carlos, Pablo. Compañeros del Anillo, forjado con las ilusiones, alegrías, tristezas, risas y llantos de este año que nos ha cambiado a todos por el placer de entregarnos a los demás, de abrirnos y decidir compartirlo con los otros en un espacio en el que, gracias a una bruja de ojos verdes, me ha sido posible descubrir que todo esto era posible, que la inmensidad de mi alma y mi cuerpo era portadora del poder para esto y mucho más.

Elena. Tengo un regalo para quién me ha regalado estos ojos nuevos. Que suerte la mía haber caminado por la calle, haberte visto y haberme encontrado contigo. Que tú eres un ser mágico, con tu mirada todo es mejor. Crece en mi interior hacia un lugar mejor. Que suerte que te cruzaras por mi camino, aprendiendo a caminar... Con ella viajan Marian, Raquel, Marianela, Julio, Deiane, Edu, ellos tienen la Fuerza y que les acompañe para hacer lo que hacen.

Ainhoa, Manu, Sonia, Iban, Michele, Georgina, Alba, Arantza, Alberto, Amparo, Maite, Iker, Iñaki, Emilio, Edu, etc. Sin vosotros esto no habría sido posible por la posibilidad de cumplir un compromiso consciente (¿hay otra manera de que sea?) y animarme con cada palabra y cada cada abrazo.

Pitxu. Por que tu mirada y cada abrazo me reafirma en lo que siempre he pensado: que tu hermosura y poder viene de muy adentro y la compartes generosamente conmigo. Gracias por la cerveza de Lavacolla, por cada sonrisa y por los regalos que recibo.

Humberto, Kepa, Stella, Ola, María, los alcoyanos, Ana, Martí, María, Idoia y tantos otros compañeros de viaje que sin saberlo han impulsado mis pies más allá de lo posible y me han dado ánimos en este camino que se carga de energía con cada palabra, pensamiento, paso, lágrima y gota de sudor de los que han decidido emprender un viaje hacia el lugar en el que nacen las estrellas. El camino de la vida es vuestro.

Susana. La vida es generosa con quién decide superarse ante cada caida, cada piedra y cada cuesta arriba. Para mi eres un ejemplo de poder y energía, que no se de dónde la sacas.

Teo. Por haberme reconciliado con el gelatina y el clarividente. Que voy a cumplir 38 años y acabo de empezar mi Volumen II.

No has de esperar que Ítaca te enriquezca:

Ítaca te ha concedido ya un hermoso viaje.

Sin ellas, jamás habrías partido;

mas no tiene otra cosa que ofrecerte.

Y si la encuentras pobre, Ítaca no te ha engañado.

Y siendo ya tan viejo, con tanta experiencia,

sin duda sabrás ya qué significan las Ítacas.


Gracias por este regalo maravilloso de vida.

Seguiré escribiendo.

Dedicado a mis Ángeles de la Guarda. ¿Eres tú uno de ellos?


Aquí ya huele a botafumeiro

Salgo de Ribadixo caminando entre la niebla y los primeros kilómetros hasta Arzúa discurren con tranquilidad, a partir de Arzúa la pena es que hay mucha gente y los ruidos a esta hora de la mañana no me dejan despertar mis sentidos y mis ojos pausadamente como me gusta, así que decido abandonar el camino histórico y caminar por la carrtera paralela, menos bonita y más dura mi pisada, pero mejor para concentrarme y disfrutar de mi soledad.

Al llegar al kilómetro 25 decido detener mis pies, en vez de haber parado en el pueblo anterior ¿casualidad? y descubro un bar en el que me quedo charlando con los dueños casi una hora, charla amena, agradable acerca del camino y los múltiples viajes que empezamos y llevamos a lo largo de la vida. De regalo dos trozos de empanada de bacalao impresionates y el único sello auténticamente original. Hecho a mano, diferente.

Hoy me encontraré con Pitxu. Tengo ganas de verla y hablar acerca del camino y las cosas que voy descubriendo, con ella la conversación siempre es amena, certera e intensa; llena de vida. Uno de esos regalos de la vida que no quiero ni puedo dejar escapar.

El camino continua por entre los eucaliptos y las numerosas subidas y bajadas acercándome al aeropuerto. Al acercame a la pista de aterrizaje (maldito rodeo y que pena que las prioridades humanas cambien tan deprisa) una llamada un encuentro prodigioso. Qué bien sientan los abrazos de los amigos y si van acompañados de una cerveza fresquita y miradas profundas, mejor que mejor.

Llego a Monte do Gozo y obviando la monstruosidad de la urbanización o parque temático para el peregrino que han construido ahí, aqui ya huele a Santiago, a ciudad vieja, a aromas de media Europa, traidos por gentes de muy, muy lejos.

Una pregunta: ¿de dónde ha salido toda esta gente? ¿estos peregrinos han hecho el Camino? ¿Dónde están las caras conocidas de tantos compañeros de viaje?

Mañana entraré en el Obradoiro.

Galicia me sigue sorprendiendo

Salgo de Palas de Rei como siempre antes de que el sol descubra sus luces sobre mi espalda, cuando haces el camino tomas conciencia de los ritmos y costumbres de los astros y descubres que siempre sale por tu espalda y se pone por delante de tus ojos calentando durante todo el día mi lado izquierdo, como queriendo dar color a mis emociones.

Hoy la niebla aporta más misterio a este viaje que discurre entre robles, castaños milenarios y eucaliptos impresionantes.

Descubro que Galicia rompe las piernas de tanto subir y bajar montes, que prefiero la subidas contínuas y largas a las bajadas rápidas y cortas, que me empeño, que dirigir mis pasos hacía arriba y tirar, tirar se me da mejor que retener, frenar y contener... al final mi cuerpo se resiente mucho más haciendo muchísimo menos esfuerzo.

El agotamiento hoy se ceba en mi y la llegada al albergue se me hace un suplicio hasta que, de repente, veo al final de una pronunciada bajada un río fresco, ribera amplia y vital (recuerdo los oasis ribereños de Castilla) un puente antiguo (luego descubro que es romano) y un bonito albergue público, aquí descansarán hoy mis pies.

Intercambios sextercios por alojamiento y penetro en un espacio antiguo, del siglo XIII ó XIV, antiguo Hospital de Peregrinos a la vera del río Iso, precioso quizá el más bonito.

Me encuentro con Kepa y Stella, el bilbaino que ha decidido compartir su vida con la ateniense bella. Encuentros del camino que alivian la soledad y hacen compartir momentos de alegría y reflexión según me acerco a la meta esperada. Mañana llegaré a Monte do Gozo.


Que el destino os haga descubrir lo que llevais dentro. Un beso, mis ángeles de la guarda.

jueves, 14 de agosto de 2008

Parece que queda poco

Añoche dormí en Palas de Rei, 31 km que estuvieron bien al inicio, pero que poco a poco se fueron convirtiendo en un suplicio de turigrinos japoneses (con cámara incorporada en la estructura ósea craneal), pudocos (putos domingueros de los cojones) y demás fauna con mochila de colegio. Desde Triacastela esta aventura a cambiado mucho y ahora pierdo mucha energía en evitar las marabuntas y buscar mis momentos de soledad.
Lo bueno ha sido reencontrarme con varios amigos y amigas y compartir una cervecita con el sol calentandi nuestros huesos. Duermo en una pensión limpia, cama grande y sólo para mi, cosas del gentío aunque se agradece la intimidad y echo de menos los ruidos de las bolsas de plástico a las cinco de la mañana, jajaja.

El aprendizaje de hoy es que cuando estoy muuuuy cansado y abatido todavía puedo caminar un poco más, mirar al frente, avanzar, extasiarme con paisajes y disfrutar recordando el parto de una oveja que he visto esta mañana, nueva vida que no sabrá nunca que yo la vi nacer.

Me entusiasma la vida y cada vez tengo más claro que yo quiero crear vida.

Hoy el recuerdo ha sido para mis amigos-hermanos, Anna, Raúl, Aitana (que hace unos días cumplió un año, jo un año ya!!!!) también Patxi, Noelia y Maren que están en la playa pasando calor, cada uno elige un camino y el mío continúa por la senda de estas personas que llenan mi vida, qué suerte la mía y que afortunado soy de cada uno y una que están en mis alrededores. Gracias.

Salgo de Palas y dirijo mis pasos hacia Arzúa, caen los kilómetros y mis pies comienzan a quejarse, cómo que no tuvieran ganas de llegar, quieren prolongar esta aventura y me dicen que estoy vivo, muy vivo.

Mañana llegaré a Santiago y me encontraré con otra de esas personas que llenan mi vida día a día. Aquí lo dejo por hoy que voy a empezar a llorar de emoción.

Un beso y que el camino nos lleve a todos a nuestro particular Santiago o Itaca, que a mi ya me ha ofrecido todo loq ue podía darme.

Un beso mis ángeles de la guarda. Mañana más

miércoles, 13 de agosto de 2008

Los oasis alegran mi vida

Ayer, después de un día de merecido descanso, pero que a la larga ha sido un desentrenamiento, puse de nuevo mis pies en el camino.

Castaños desde Triacastela a Sarriá y hasta Mercadoiro un poquito más de bajada, mmmm, ¿no esto interesante?, jaja.

Voy concentrado en mis pasos, en mis pensamientos, mientras intento no distraerme con la marabunta de personas que han parecido en el camino y que deben haberse bajado de algún autobús. Que lejos quedan las tierras leonesas propicias para el paso tranquilo, la conversación calmada, la escucha interior... y de repente, suena una música suave a la izquierda de mis pasos, detengo la mirada en una cancela y ohhhhh!!! un pequeño oasis, un albergue realmente diferente, con personas que han decidido hacer de su vida un eterno mirar a las montañas lucenses convirtiendo una aldea abandonada en un lugar de descanso y de recreo estético para los que por aquí pasamos. Recomiendo este albergue a quién transite por estos lares y pueda disfrutar de una queimada gratuita por cortesía de la casa. Buena comida y barata, buena música, excelentes vistas, cierto que los servicios deben mejorar y alguna otra cosa, pero por aquello del beneficio de la duda dejemos que el tiempo avance y llegue a su madures este proyecto de unos valientes valencianos.

Yo aprendo de ellos las posibilidades de llevar a cabo cualquier proyecto, por extraño que sea, que la perseverancia y la ilusión pueden hacer que nueva vida crezca en la carne talada, parafraseando a Miguel Hernández.

Un abarazo y un saludo para mis ángeles de la guarda y mis lectores.



lunes, 11 de agosto de 2008

Triacastela

Me levanto a las 5 de la mañana para iniciar la ascensión a este puerto que me asusta y me hace querer irme a mi casa, culebras de mi cuerpo.

Según subo a buen paso, va llegando la claridad del alba y en un momento giro la cabeza, veo a lo lejos El Acebo brillando con sus luces, aún sin apagar, y más arriba se intuye el paso de la Cruz de Fierro, que lejos queda ya, muy lejos. Parece una eternidad y sólo han pasado tres días.
Yo vengo de alli.

Entro a Galicia y comienza la parte ignota de mi camino, tierras bravas, desconocidas por mi, llenas de misterios, leyendas y olor a queso de cabrales, que aunque no es de aquí a mi me huele así.

Despues de un camino laaaaargo cuesta abajo llego a Triacastela, entro en el albergue municipal por los pelos (soy el último) y reencuentro a la gente que he conocido en el camino. Nos vamos a cenar muy bien y a manetener charlas, risas y miradas con personas nuevas, miradas limpias y chispeantes. En el segundo plato, SORPRESA, aparecen Jóse, María y Javi (mis hermanos y mi cuñada), que emoción, que alegría, acabamos cenando todos juntos y una nueva alegría se añade a la que ya llevo dentro de mi por mis aprendizajes y por lo que me queda por aprender.

Un beso, buena suerte y que hagais unos buenos días.